Hiprogresia

Observar en este último pedacito de historia es intentar observar el justo momento bisagra, el quiebre, el renacer, el re-abrir las esperanzas, el volver a pertenecer, participar, estar.

Observar una década practicamente de cambios de rumbos; fuertes cambios que influyen de manera sólida en el desarrollo del país, no solo a nivel económico aunque es por demas importante, sino en las conductas o comportamientos sociales, claro está, de clases sociales que veían aletargada las posibilidades de un desarrollo sustentable en todos los sentidos. El equilibrio, la armonía, la comunicación entre Estado y habitantes, un sentido del Estado solidario con su pueblo. 

Observar una década de manifestaciones varias; desde el Congreso de la Nación donde se debaten leyes otroras impensadas de acuerdo a los mismos protagonistas, de acuerdo a las mismas formas de hacer política por esos protagonistas no es poca cosa. 

Observar una década de nuevas leyes que fueron aprobadas donde el debate se presenta abierto y las participaciones son multifacéticas, en que se dejan de lado la hegemonía de una Nación donde siempre predominaban las clases conservadoras con todo el apoyo de la cúpula eclesiástica y organizaciones y periodistas afines, en temas tan delicados, tan conflictivos por lo personalísimos que resultan y que ya cuentan con aprobaciones y son leyes, donde se contempla a las minorías como habitantes en los mismos niveles que cualquier habitante y se obra en consecuencia.

Observar como se desenmascara en la libertad, a quienes persiguen intenciones de que nada cambie, de intenciones de mantener el protagonismo con ideas que dejaron una estela improba, un lugar sin cauterizar y ver como terminan hundidos en su propia herida.

Observar con mayor claridad a los allegados a la idea progresista, a quienes engrosan las filas y expresan sin temores futuristas de que lado están.
Y en estos momentos es donde hay que agudizar el poder de observación, lo inaudito de ciertos personajes que movieron la estantería interior de su corazón, de sus ideales y cambiaron el concepto de lo que venían pregonando, de lo que habían expuesto desde un lugar muy relevante que no es otro que el de la opinión pública; ahí, donde crearon conciencia en otros momentos difíciles que le tocó vivir a la libertad, tan plagiada de este país.

Los personajes más certeros en esta mirada no son otros que los periodistas Jorge Lanata y Martín Caparrós, un dueto que elevaron la voz en tiempos difíciles, que formaron parte de planteles de excelentes periodistas.

Observar que, son los de mayor relieve, los más visibles en este cambio de mano, de destino. No son ni serán los únicos expuestos porque seguramente tendrán acólitos de quienes servirse. Está claro que el cambio rotundo no es otro que capitalizar sus bolsillos donde antes se albergaban los sueños; está claro que están sedientos de ocupar otros lugares de poder y de cierta masividad elemental en los medios monopólicos quizás hasta desplazar a otros personajes gastados de tanto servilismo y darle una continuidad a la mentira en la que tanto nos quisieron sumergir.

Observar a esos que estan vestidos, que llevan el uniforme de progresistas y están al acecho de la fama y la fortuna y ocupar lugares relevantes donde continuar la desidia. 

Lo mismo que cualquier hipócrita de la hiprogresia.