Colores cobrizos, de aceitunas, sumergen en la sombra del otoño cuando los vientos vuelan la piel, cuando se van los ruídos.
No quiero verte y no me verás, es otro invierno de tristeza y palideceré.
Solo el gutural sonido del silencio me hará sucumbir en tus recuerdos y embriagado en mi memoria, evoco maldiciones en tu nombre.
Viajes esporádicos, risas instantáneas, caricias furtivas... inercia total.
Me ahogo en taninos y deslizo costras en mi corazón.
Todo es tan mustio... que no recibo tus migajas en el aposento, las tomo, te tomo y no se si te gusta; estás acá, no?... es lo que buscas no?.
Al bestiario le queda una guerra más... el olvido...
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